El día que decidí abrir mi blog…
Ocurrió una fría mañana de diciembre de dos mil catorce; concretamente, la mañana del veinticuatro, víspera de Navidad. Me encontraba sentada frente a mi ordenador, navegando por la red. Navegaba perdida, sin rumbo fijo, acompañada tan sólo de un débil hilo musical. De pronto, sin esperarlo siquiera, tuve una idea. Algo se encendió en mi interior, algo que sabía que tarde o temprano ocurriría. La pasión que sentía por los libros y la literatura era tal que aquella tarde decidí que había llegado el día. Suspiraba al leer otros blogs, anhelaba tener el mío propio. Fue en ese momento cuando me hice una pregunta: ¿y por qué no? Me creí entonces capaz de abrir mi espacio, de mostrarle al resto de personas que yo también podía emocionar, hacer reír, sorprender.
Tomé una hoja en blanco, vacía tal y como estaba mi recién creado blog. Escribí qué era todo aquello que me entusiasmaba tanto: mis libros favoritos, canciones que escuchaba una y otra vez, autores y mucho más. La hoja de pronto cobró vida, cobró el sentido que daba pie al comienzo de una nueva etapa. Abrí mi editor de texto y redacté, con todo el cariño y la ilusión que un principiante puede tener, mi presentación. Le di a todos los visitantes la bienvenida y les abrí las puertas de mi blog: todos teníamos cabida en él.
Lo di a conocer a través de las redes, donde me recibieron con mucho amor. Jamás olvidaré las palabras de apoyo y confianza. Todo ello hacía que este proyecto que veía lejano antes de empezarlo, se convirtiera en algo grande, mucho más de lo que imaginaba. Me paré a pensar lo que estaba llevando a cabo: un sueño. Me metí de lleno en un mundo especial, que jamás había conocido de forma tan directa.
Con el paso de los meses, tuve el placer de ponerme en contacto con los autores. Conocí la realidad de la escritura: las intensas horas de dedicación que ponen en sus obras, la ilusión con la que comparten el resultado, el esfuerzo por darse a conocer. Ellos se convirtieron en mi modelo a seguir, debía conocer cómo habían llegado ahí. Entonces nació un nuevo apartado en mi blog: las entrevistas. Invité a los escritores a contestar seis preguntas acerca de su camino como autores. Hasta la fecha he recibido más de treinta entrevistas. Algunas de ellas internacionales, de personas que jamás imaginé que responderían a mi propuesta. Cada una muy distinta al resto, cada una con una historia apasionante. Pero todas con un factor común: la devoción por la literatura.
A día de hoy, continúo construyendo mi espacio, creando pequeñas historias que significan mucho para mí. Mantengo el contacto con grandes personas, que están al otro lado de la pantalla, que me ayudan y me animan a no dejar de creer en mis sueños. Forman los pilares del blog. Porque sin todos los escritores entrevistados, sin los participantes de los concursos, sin los lectores curiosos que lo visitan; sin ellos, no sería posible.
Así que, si estás leyendo esto y te sientes identificado, no lo dudes. Fomentemos el valor y la importancia de los libros. Aprendamos entre todos de nuestros éxitos y nuestros fracasos.
De esta forma decidí abrir mi blog. Así fue como nació Cada palabra un sentimiento.
Marta Morales Regacho
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