¡¡¡Bien, llegó el momento!!!
Queridos lectores, hoy comienzan los días de las votaciones de los relatos que habéis enviado, 3 días habrá. A continuación os dejo los escritos participantes, los cuales serán anónimos. Solamente podéis votar uno, en comentarios (Ej: Mi voto es para el relato "......."). ¿Fácil verdad? En caso de haber empates, que será lo más probable, se irán retirando los relatos no votados y reduciendo los finalistas.
SÓLO PUEDEN VOTAR LOS 16 PARTICIPANTES
¡Ah!, no podréis votaros a vosotros mismos. :)
Mucha suerte y muchas gracias a todos, una vez más.
1- El sueño
Me desperté con tu dulce rostro mirando el mío. Quería barajar la mescolanza de sensaciones, que aún perduraban en mi cuerpo medio dormido, pero no pude. Mi cerebro racional me gritaba ha sido un sueño. El corazón hecho de puro sentimiento, decía en apenas un susurro, lo has vivido.
Era irreal, pero a la vez cierto, que estabas allí como siempre a mí lado. En el sillón de tu vida de madre, de mi época de infancia. Juntas las dos a través del tiempo. Yo convertida en adulta, tú en una mujer que ya pintaba canas. Contemplando las dos unas fotos por etapas, dónde aparecía el hijo que a su vez es el nieto. Qué bonito era dijiste, con un guiño y una sonrisa.
Fue en ese momento cuando se rompió mi alma, al escuchar esas simples palabras. Me sentí más hija que nunca y también más madre. Un mensaje pequeño que decía tanto. Se cayó una lágrima por mi mejilla al comprender, que ni la muerte había bastado, para que no lo vieras crecer. Ya que te fuiste al eterno viaje, cuando él era apenas un bebé.
Qué bonito era me dijiste y entonces desperté.
Me desperté con tu dulce rostro mirando el mío. Quería barajar la mescolanza de sensaciones, que aún perduraban en mi cuerpo medio dormido, pero no pude. Mi cerebro racional me gritaba ha sido un sueño. El corazón hecho de puro sentimiento, decía en apenas un susurro, lo has vivido.
Era irreal, pero a la vez cierto, que estabas allí como siempre a mí lado. En el sillón de tu vida de madre, de mi época de infancia. Juntas las dos a través del tiempo. Yo convertida en adulta, tú en una mujer que ya pintaba canas. Contemplando las dos unas fotos por etapas, dónde aparecía el hijo que a su vez es el nieto. Qué bonito era dijiste, con un guiño y una sonrisa.
Fue en ese momento cuando se rompió mi alma, al escuchar esas simples palabras. Me sentí más hija que nunca y también más madre. Un mensaje pequeño que decía tanto. Se cayó una lágrima por mi mejilla al comprender, que ni la muerte había bastado, para que no lo vieras crecer. Ya que te fuiste al eterno viaje, cuando él era apenas un bebé.
Qué bonito era me dijiste y entonces desperté.
2- Eterno instante
Nos cruzamos. Miradas sedientas de amor y locura posaron sus ojos en mis labios rojos de pasión. ¿Urgencia o Amor entre otras miradas ignorantes? Frente a mí, antes de abandonar el vagón, una nota posó en mi mano, rozándola despacio, ardientemente. Una dirección. ¿Mente o corazón? Horas después allí estaba. Besos, sudor y gemidos. Tras el éxtasis, una despedida fugaz. La única manera de hacer el instante eterno es no volvernos a ver.
Nos cruzamos. Miradas sedientas de amor y locura posaron sus ojos en mis labios rojos de pasión. ¿Urgencia o Amor entre otras miradas ignorantes? Frente a mí, antes de abandonar el vagón, una nota posó en mi mano, rozándola despacio, ardientemente. Una dirección. ¿Mente o corazón? Horas después allí estaba. Besos, sudor y gemidos. Tras el éxtasis, una despedida fugaz. La única manera de hacer el instante eterno es no volvernos a ver.
3- Vuelve a mí
Vuelvo a casa después de una jornada como barrendera; un trabajo entretenido, todo el rato barre que te barre.
Deseando estoy de llegar para darle un achuchón a mi marido, pasaremos la tarde juntitos como siempre. Entro en casa y huele a él, cómo se tatúa en mi piel su olor. Lo llamo.
—Pedro, ya llegué —no contesta, silencio total, lo vuelvo a llamar, nada ni un ruido. Voy a la cocina, al baño y así al cuarto. Allí está, dormido. Me acerco a él y le beso, mi bello durmiente despierta, me mira, sonríe.
— ¿Quién eres? —Me pregunta
—Soy yo, Paloma, tu mujer. — Le acaricio la cara lentamente, le beso en los ojos, poso mis labios en su oreja, y le susurro.
—Pedro, soy Paloma, ¿Recuerdas?
Pedro me mira con ternura, con amor… con deseo. Me atrapa la cara con las dos manos y me besa lentamente, después dice.
—Hola, mi vida.
Pedro tiene Alzheimer. Empezó hace unos años. Antes no se le notaba tanto, pero últimamente no me reconoce al llegar a casa, siempre es el mismo ritual, un beso, una caricia, luego me hace el amor como si fuera la última vez.
Vuelvo a casa después de una jornada como barrendera; un trabajo entretenido, todo el rato barre que te barre.
Deseando estoy de llegar para darle un achuchón a mi marido, pasaremos la tarde juntitos como siempre. Entro en casa y huele a él, cómo se tatúa en mi piel su olor. Lo llamo.
—Pedro, ya llegué —no contesta, silencio total, lo vuelvo a llamar, nada ni un ruido. Voy a la cocina, al baño y así al cuarto. Allí está, dormido. Me acerco a él y le beso, mi bello durmiente despierta, me mira, sonríe.
— ¿Quién eres? —Me pregunta
—Soy yo, Paloma, tu mujer. — Le acaricio la cara lentamente, le beso en los ojos, poso mis labios en su oreja, y le susurro.
—Pedro, soy Paloma, ¿Recuerdas?
Pedro me mira con ternura, con amor… con deseo. Me atrapa la cara con las dos manos y me besa lentamente, después dice.
—Hola, mi vida.
Pedro tiene Alzheimer. Empezó hace unos años. Antes no se le notaba tanto, pero últimamente no me reconoce al llegar a casa, siempre es el mismo ritual, un beso, una caricia, luego me hace el amor como si fuera la última vez.
4- Los libros nunca se equivocan
El abogado no sabía cómo darle la noticia. La tenía sentada delante de él y veía como la joven se mordía las uñas mientras esperaba. Era muy duro lo que le tenía que decir. Él había cumplido con su trabajo concienciudamente, no tenía nada de lo que avergonzarse, pero no podía evitar sentir un extraño dolor en la boca del estómago. Por fin se decidió a desvelar a su clienta el resultado de sus pesquisas.
—He buscado en los archivos. En los registros de todos los pueblos y ciudades, en las embajadas y consulados sin ningún resultado positivo.
—Pero no puede ser —gritó la chica con desesperación—. ¡No tiene sentido lo que me está diciendo! ¡Es imposible!
—Eso es lo que parecía, que este asunto sería una cosa sencilla, pero se ha complicado mucho y lo hallado no es lo que esperábamos. Lo siento mucho, pero el resultado es el que es. Los libros no fallan, nunca se equivocan y tenemos que hacer que así siga siendo: Usted no existe.
Y el abogado, sin más preámbulos, sacó una pistola del cajón de su mesa y dándosela a su clienta, salió de la habitación.
El abogado no sabía cómo darle la noticia. La tenía sentada delante de él y veía como la joven se mordía las uñas mientras esperaba. Era muy duro lo que le tenía que decir. Él había cumplido con su trabajo concienciudamente, no tenía nada de lo que avergonzarse, pero no podía evitar sentir un extraño dolor en la boca del estómago. Por fin se decidió a desvelar a su clienta el resultado de sus pesquisas.
—He buscado en los archivos. En los registros de todos los pueblos y ciudades, en las embajadas y consulados sin ningún resultado positivo.
—Pero no puede ser —gritó la chica con desesperación—. ¡No tiene sentido lo que me está diciendo! ¡Es imposible!
—Eso es lo que parecía, que este asunto sería una cosa sencilla, pero se ha complicado mucho y lo hallado no es lo que esperábamos. Lo siento mucho, pero el resultado es el que es. Los libros no fallan, nunca se equivocan y tenemos que hacer que así siga siendo: Usted no existe.
Y el abogado, sin más preámbulos, sacó una pistola del cajón de su mesa y dándosela a su clienta, salió de la habitación.
5- Desconocido
No vio su rostro, solo olió su aroma. Creyó ver un reflejo de una sombra que se escapaba. Había estado allí. No se lo podía creer, de nuevo alguien desconocido para ella la asediaba. Se sentía observada sin ver a nadie a su alrededor, se sentía protegida sin que nadie la abrazara. ¿Pero quién era? ¿Qué esperaba de ella? ¿Qué buscaba? Tantas incógnitas sin resolver.
Había leído últimamente muchos libros de malos que en realidad eran buenos, de monstruos hermosos, muchachas inocentes enamorándose de malvados. Siempre habíamos tenido tendencia a enamorarnos del chico malo. Pero lo de las películas era eso, solo ficción. Quizás, ella quería hacer de algo desconocido algo muy bonito. Quizás no era tan malo. Quizás la tranquilidad que ella sentía que ese desconocido le transmitía solo era de su imaginación. Quizás…..no sabía nada.
En un intento de valentía intentó quitar tanto misterio de su vida. Antes de acostarse, cogió su pintalabios de rojo carmesí y pintó sobre el cristal la única pregunta que le rondaba por la cabeza aquellos días. ¿Quién eres? Se acostó a intentar dormir. Como cada noche, sintió que alguien la observaba. Cuando se levantó leyó en el espejo. SOY TU PEOR PESADILLA.
No vio su rostro, solo olió su aroma. Creyó ver un reflejo de una sombra que se escapaba. Había estado allí. No se lo podía creer, de nuevo alguien desconocido para ella la asediaba. Se sentía observada sin ver a nadie a su alrededor, se sentía protegida sin que nadie la abrazara. ¿Pero quién era? ¿Qué esperaba de ella? ¿Qué buscaba? Tantas incógnitas sin resolver.
Había leído últimamente muchos libros de malos que en realidad eran buenos, de monstruos hermosos, muchachas inocentes enamorándose de malvados. Siempre habíamos tenido tendencia a enamorarnos del chico malo. Pero lo de las películas era eso, solo ficción. Quizás, ella quería hacer de algo desconocido algo muy bonito. Quizás no era tan malo. Quizás la tranquilidad que ella sentía que ese desconocido le transmitía solo era de su imaginación. Quizás…..no sabía nada.
En un intento de valentía intentó quitar tanto misterio de su vida. Antes de acostarse, cogió su pintalabios de rojo carmesí y pintó sobre el cristal la única pregunta que le rondaba por la cabeza aquellos días. ¿Quién eres? Se acostó a intentar dormir. Como cada noche, sintió que alguien la observaba. Cuando se levantó leyó en el espejo. SOY TU PEOR PESADILLA.
6- Apenas la conozco
Apenas la conozco y ya sé que no habrá otra.
Yo estoy en mi museo favorito, como cada martes. Ella se ha acercado a mí y me ha preguntado por un cuadro, confundiéndome con el artista.
- No es en ésta sala… o eso creo. Pero pruebe en la sala número tres, aquí a la derecha. - Digo, fingiendo no ser amante del arte. Ella no parece la clase de mujer que frecuenta museos y yo no quiero quedar de intelectual.
Así que se va, y yo ya la echo de menos. Sé que no la volveré a ver, y por eso, un súbito impulso me lleva a correr hasta la puerta. Allí está, la veo. Está… acompañada. Un chico acaba de alcanzarla y la está besando en la boca. Está bien, no importa. No es como si me hubiera enamorado de ella.
Pero entonces se gira, nuestras miradas se cruzan, sus labios se curvan.
Y mi corazón estalla en mil pedazos.
Apenas la conozco y ya sé que no habrá otra.
Yo estoy en mi museo favorito, como cada martes. Ella se ha acercado a mí y me ha preguntado por un cuadro, confundiéndome con el artista.
- No es en ésta sala… o eso creo. Pero pruebe en la sala número tres, aquí a la derecha. - Digo, fingiendo no ser amante del arte. Ella no parece la clase de mujer que frecuenta museos y yo no quiero quedar de intelectual.
Así que se va, y yo ya la echo de menos. Sé que no la volveré a ver, y por eso, un súbito impulso me lleva a correr hasta la puerta. Allí está, la veo. Está… acompañada. Un chico acaba de alcanzarla y la está besando en la boca. Está bien, no importa. No es como si me hubiera enamorado de ella.
Pero entonces se gira, nuestras miradas se cruzan, sus labios se curvan.
Y mi corazón estalla en mil pedazos.
7- Últimos latidos
El dichoso monitor no dejaba de emitir aquel molesto sonido, señalizando los débiles latidos de la mujer. La anciana permanecía más muerta que viva. La operación a corazón abierto había sido todo un éxito, sin embargo, la recuperación no parecía ir tan bien. Su cuerpo rechaza las nuevas válvulas que le habían puesto. Y a su edad una segunda operación no tenía sentido. Por ahora, solo quedaba esperar un milagro.
―Hija mía, no llores… por mí. Yo ya he vivido demasiado. Si he de marcharme… lo haré feliz.
Ainara besó la mano de su madre mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
―No digas nada, mamá. No vas a morir. Esto es solo un pequeño bache, nada más.
―No puedo… saltar este bache ahora. El precipicio es muy grande. Ahora… Ahora escucha. Tengo que contarte algo que nunca antes te dije.
Ainara permaneció una centésima de segundo observando a su madre. ¿Qué tenía que contarle?
―No hables, mamá. No gastes fuerzas.
―Hija… ―La madre le acarició la cara―. Lamento no haberlo dicho antes, pero… ―Una horrible tos la sacudió.
―¡Mamá!
―Pero… ―Los ojos de la mujer se tornaron blancos―. Eres hija del pescadero…
El monitor emitió un largo pitido.
El dichoso monitor no dejaba de emitir aquel molesto sonido, señalizando los débiles latidos de la mujer. La anciana permanecía más muerta que viva. La operación a corazón abierto había sido todo un éxito, sin embargo, la recuperación no parecía ir tan bien. Su cuerpo rechaza las nuevas válvulas que le habían puesto. Y a su edad una segunda operación no tenía sentido. Por ahora, solo quedaba esperar un milagro.
―Hija mía, no llores… por mí. Yo ya he vivido demasiado. Si he de marcharme… lo haré feliz.
Ainara besó la mano de su madre mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
―No digas nada, mamá. No vas a morir. Esto es solo un pequeño bache, nada más.
―No puedo… saltar este bache ahora. El precipicio es muy grande. Ahora… Ahora escucha. Tengo que contarte algo que nunca antes te dije.
Ainara permaneció una centésima de segundo observando a su madre. ¿Qué tenía que contarle?
―No hables, mamá. No gastes fuerzas.
―Hija… ―La madre le acarició la cara―. Lamento no haberlo dicho antes, pero… ―Una horrible tos la sacudió.
―¡Mamá!
―Pero… ―Los ojos de la mujer se tornaron blancos―. Eres hija del pescadero…
El monitor emitió un largo pitido.
8- Las cosas buenas de mi vida
El olor del café nada más levantarme, el Canon de Pachelbel cuando me subo al coche, la sonrisa de mis alumnos cuando voy a recogerlos a la fila, el desayuno del recreo charlando de fútbol con mi compañero, el timbre de salida, la canción “Divenire” de Ludovico Einaudi durante el camino de vuelta, el olor a comida cuando abro la puerta de casa, el placer de ponerme las zapatillas y el pijama, comer con mi padre, mi madre y mi hermana, meterme en la cama después de comer, jugar a la videoconsola y convertirme en un caballero, un mago o un futbolista, sentir el agua caliente de la ducha cayendo sobre mi cuerpo después del gimnasio, el ruido de la puerta anunciando tu llegada, tu rostro feliz después de un duro día de trabajo, el cálido beso de tus labios sobre los míos, una caricia sobre tu fina piel, cenar mientras vemos un capítulo de nuestra serie favorita, acurrucarnos en el sofá bajo el calor de una manta, escuchar la canción “Dearly Beloved” cuando vamos a dormir, cerrar los ojos y soñar sabiendo que tú yaces junto a mí hasta el día siguiente...
El olor del café nada más levantarme, el Canon de Pachelbel cuando me subo al coche, la sonrisa de mis alumnos cuando voy a recogerlos a la fila, el desayuno del recreo charlando de fútbol con mi compañero, el timbre de salida, la canción “Divenire” de Ludovico Einaudi durante el camino de vuelta, el olor a comida cuando abro la puerta de casa, el placer de ponerme las zapatillas y el pijama, comer con mi padre, mi madre y mi hermana, meterme en la cama después de comer, jugar a la videoconsola y convertirme en un caballero, un mago o un futbolista, sentir el agua caliente de la ducha cayendo sobre mi cuerpo después del gimnasio, el ruido de la puerta anunciando tu llegada, tu rostro feliz después de un duro día de trabajo, el cálido beso de tus labios sobre los míos, una caricia sobre tu fina piel, cenar mientras vemos un capítulo de nuestra serie favorita, acurrucarnos en el sofá bajo el calor de una manta, escuchar la canción “Dearly Beloved” cuando vamos a dormir, cerrar los ojos y soñar sabiendo que tú yaces junto a mí hasta el día siguiente...
9- La cita con el destino
Aquella mañana se sentía radiante. Se levantó, se dirigió al baño y se pegó una buena ducha. Se maquilló y se arregló el pelo. Se puso delante del armario y eligió su mejor vestido. Eligió los zapatos de quince centímetros de tacón, aquellos que le estilizaban tanto sus bonitas piernas. Cogió el bolso que reservaba para las ocasiones especiales, el abrigo de piel que le regalaron para su último cumpleaños y sintiéndose la reina y la mujer mas especial del mundo, se dispuso a salir a la calle, pero antes, se miró en el espejo de cuerpo entero que tenia en el recibidor, se dio unos últimos retoques y en ese momento el mundo se le vino encima. Se sentía guapa, elegante, la reina del mundo, hasta feliz, el problema es que tenia que ir a un entierro y no tenia una pizca de tristeza, aunque la persona difunta fue muy querida por ella, y se preguntó: ”Soy tan mala persona como dicen?”
Aquella mañana se sentía radiante. Se levantó, se dirigió al baño y se pegó una buena ducha. Se maquilló y se arregló el pelo. Se puso delante del armario y eligió su mejor vestido. Eligió los zapatos de quince centímetros de tacón, aquellos que le estilizaban tanto sus bonitas piernas. Cogió el bolso que reservaba para las ocasiones especiales, el abrigo de piel que le regalaron para su último cumpleaños y sintiéndose la reina y la mujer mas especial del mundo, se dispuso a salir a la calle, pero antes, se miró en el espejo de cuerpo entero que tenia en el recibidor, se dio unos últimos retoques y en ese momento el mundo se le vino encima. Se sentía guapa, elegante, la reina del mundo, hasta feliz, el problema es que tenia que ir a un entierro y no tenia una pizca de tristeza, aunque la persona difunta fue muy querida por ella, y se preguntó: ”Soy tan mala persona como dicen?”
10- La pesadilla
Abrí los ojos pero una luz sobre mí me impedía enfocar la mirada. Estaba amordazada y atada a una fría superficie de metal. Las muñecas y los tobillos me ardían a causa de la fuerte sujeción. A mi lado había una bandeja con toda clase de objetos punzantes. Tiré de mis brazos y mis piernas intentando, sin éxito, liberarme.
Moví la cabeza siguiendo los siniestros golpeteos de unas botas contra el suelo. Se oyó un tintineo y vi como una mano enfundada en un guante cogía un bisturí y lo balanceaba amenazante ante mis ojos.
Dirigió la punta metálica hacía abajo y de inmediato sentí un dolor lacerante a la altura de la clavícula. Mis gritos hicieron eco en la estancia aun estando amordazada.
De repente pasos, gritos, una puerta que se abría violentamente. Un “alto, policía”, un “suelte ese bisturí”, un “¡NO!” seguido de un disparo. El sonido de un cuerpo inerte cayendo al suelo. Más pasos, la agradable sensación en mis manos y piernas al ser liberadas, el sabor de la sangre en mi boca al ser despojada de la mordaza. Un “tranquila, ya estás a salvo”.
Y entonces, todo se volvió negro.
Abrí los ojos pero una luz sobre mí me impedía enfocar la mirada. Estaba amordazada y atada a una fría superficie de metal. Las muñecas y los tobillos me ardían a causa de la fuerte sujeción. A mi lado había una bandeja con toda clase de objetos punzantes. Tiré de mis brazos y mis piernas intentando, sin éxito, liberarme.
Moví la cabeza siguiendo los siniestros golpeteos de unas botas contra el suelo. Se oyó un tintineo y vi como una mano enfundada en un guante cogía un bisturí y lo balanceaba amenazante ante mis ojos.
Dirigió la punta metálica hacía abajo y de inmediato sentí un dolor lacerante a la altura de la clavícula. Mis gritos hicieron eco en la estancia aun estando amordazada.
De repente pasos, gritos, una puerta que se abría violentamente. Un “alto, policía”, un “suelte ese bisturí”, un “¡NO!” seguido de un disparo. El sonido de un cuerpo inerte cayendo al suelo. Más pasos, la agradable sensación en mis manos y piernas al ser liberadas, el sabor de la sangre en mi boca al ser despojada de la mordaza. Un “tranquila, ya estás a salvo”.
Y entonces, todo se volvió negro.
11- Escapa
La vida se escapa, como se escapan los pájaros antes de un terremoto. Como se escapan los sueños cuando ya es tarde para cumpliros. Como se escapan sus besos mientras se aleja y me deja. La vida se escapa con miedo, con promesas rotas, con amaneceres olvidados, con conversaciones incompletas. Se escapa porque no encuentra un sentido para permanecer en este lugar, entre estas paredes, en este silencio. Se escapa porque busca empezar de nuevo, porque está cansada de esperar lo que nunca llega, de sentir lo que no es correspondido, de vivir por y para otro. Se escapa porque quiere pensar en ella misma por una vez. Porque se ha cansado de una vida que no es suya. Se escapa pero no se rinde, porque escaparse a veces es necesario.
12- Abandonado
Cuando lo adopté iba vagando solo por el parque, se le veía perdido y al acercarme hizo un gesto de temor, seguramente, o al menos eso me pareció, había sido maltratado.
Tardé poco en ganarme su confianza, un par de caricias fueron suficientes para lograr que me acompañara.
Lleva conmigo un par de años y hace tiempo que estoy harto de él...todo el rato restregándome la mano para que lo acaricie, sacarlo a pasear todos los días al menos un par de veces con frío o calor, tener que darme cuenta cuando está cansado y dejarle tranquilo...
Lo voy a abandonar, sé que no está bien, que soy un egoísta, pero pensé que iba a aceptar esta responsabilidad con mejor agrado pero no puedo más.
Esta mañana le he obligado a ir por unas calles que no conoce, jamás hemos paseado por ellas; perderlo ha sido muy fácil, en un momento de descuido he salido corriendo moviendo mi cola alegremente mientras escuchaba sus gritos llamándome.
Cuando lo adopté iba vagando solo por el parque, se le veía perdido y al acercarme hizo un gesto de temor, seguramente, o al menos eso me pareció, había sido maltratado.
Tardé poco en ganarme su confianza, un par de caricias fueron suficientes para lograr que me acompañara.
Lleva conmigo un par de años y hace tiempo que estoy harto de él...todo el rato restregándome la mano para que lo acaricie, sacarlo a pasear todos los días al menos un par de veces con frío o calor, tener que darme cuenta cuando está cansado y dejarle tranquilo...
Lo voy a abandonar, sé que no está bien, que soy un egoísta, pero pensé que iba a aceptar esta responsabilidad con mejor agrado pero no puedo más.
Esta mañana le he obligado a ir por unas calles que no conoce, jamás hemos paseado por ellas; perderlo ha sido muy fácil, en un momento de descuido he salido corriendo moviendo mi cola alegremente mientras escuchaba sus gritos llamándome.
- !!Toby!! !!Toby!! Donde vas?? No me abandones!!!!
13- El taxidermista
Aquella mañana iba a ser muy distinta a cualquier otra. Ese día estaba en su taller de taxidermia cuando llegó la policía con la intención de detenerle.
¿Detenerme?,¿Por qué? -le preguntó.- Estoy trabajando en mi próximo ejemplar. Admiren
que hermosura, la piel es suave, las lineas perfectas, el pelo es brillante y denso. ¿Conocen
la taxidermia?, es una ciencia. Se necesitan grandes dotes para ser un experto taxidermista
como yo.
Sí -contestó el policía, mientras le ponía las esposas-. Pero... está trabajando con humanos, ha violado distintas tumbas del cementerio y tiene expuestos a los cadaveres.
El taxidermista miró a lo que el llamaba sus “maniquis” y sonrío con malicia.
14- Los libros que leemos
Una vez leí la frase “Somos el resultado de los libros que leemos, los cafés que disfrutamos, los viajes que hacemos y las personas que amamos.”
Sin duda alguna los cafés, los viajes y las personas que amamos tienen mucho que ver con lo que somos, pero los libros que leemos nos convierten en lo que somos o lo que nos gustaría ser…en heroínas de ficción.
Puedo ser Anne Shirley, la de tejas verdes, la niña huérfana que con su carácter imaginativo y despierto logra ganarse día a día el cariño de Marilla y Matthew y todo Avonlea y conquistar el corazón de su amor Gilbert Blythe.
Tampoco me importó ser Jo en Mujercitas luchando por abrirme camino como escritora mientras conozco a un señor tan maravilloso como el profesor Brooke.
Y que me decís de Vianne, protagonista de Chocolat que junto a su hija Anouk, el Viento del Norte las lleva a un pueblecito francés donde gracias al don especial que tienen las mujeres de su família, comienza a ganarse la confianza del pueblo entero cambiando sus vidas y enamorando al bohemio galán.
Pues lo dicho que somos los libros que leemos… o eso es lo que nos gustaría.
Ella pasa todos los días por el porche de la iglesia camino de su casa. Siempre a la misma hora. Él lo sabe y cada día se asoma al balcón. Le gusta su manera de caminar y cómo al hacerlo se balancea su larga melena rubia. Viven cerca pero apenas han hablado.
Cuando en alguna ocasión han coincidido, él ha sonreído y ella ha apartado la mirada ruborizándose. En esos momentos de fugaz encuentro él ha murmurado un saludo casi inaudible y ella ha respondido en voz baja y con una tímida sonrisa. A continuación se ha marchado a paso rápido comportándose como una quinceañera y él se ha quedado observando hasta que ha desaparecido de su vista.
Recuerda su voz dulce y el brillo de sus ojos cada vez que se asoma a ese balcón, testigo y cómplice
silencioso de sus secretos sentimientos.
Un día cansado de mirar desde arriba, decidirá bajar a la calle y salir a su encuentro.
Ella al verlo le mirará sonriendo y le dirá:
- ¿Por qué has tardado tanto?.
Él no contestará, le cogerá la mano con suavidad y caminará junto a ella.
16- El llavero del cielo
Estaba sola y triste, acurrucada en una esquina, sentada en el suelo abrazando sus piernas contra el pecho. Miraba sus viejas zapatillas, le encantaban, eran del último recuerdo que le quedaba de su mejor amigo. Recordó ese día , ese último momento con él despidiéndose, ya que no iba a volver. Esa enfermedad maldita se lo arrebató.
Agarró su bolso y cogió las llaves para entrar en casa, pero vio colgando el llavero, ese llavero de "best friends" , que le había regalado su amigo del alma. Abrió la puerta, se dirigió a su habitación, encendió la minicadena, un puso un CD, ese que oían juntos en sus charlas interminables. Agarró el llavero con todas sus fuerzas, y las lágrimas brotaron.
MUCHA SUERTE
Mi voto es para el relato 12
ResponderEliminarMi voto es para el relato número 5
ResponderEliminarMi voto es para el relato número 5
ResponderEliminarComo no me puedo votar a mi misma... jajaja mi voto es para el numero 7
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMi voto para el 12
ResponderEliminarMi voto es para el.5
ResponderEliminarMi voto es para el 7.
ResponderEliminarMi voto es para el relato 14
ResponderEliminarMi voto es para el 15
ResponderEliminarMi voto es para el 5
ResponderEliminarMi voto es para el relato núm. 5
ResponderEliminarEl 5.... Muy bueno!!!!
ResponderEliminarMi voto es para el 5
ResponderEliminarMi voto es para el 5
ResponderEliminarMi voto es para el 5...
ResponderEliminarMi voto es para el número 5, mola mucho
ResponderEliminarMi voto es para el 5
ResponderEliminarMi voto es para el relato nº 5
ResponderEliminarMi voto para el número 7
ResponderEliminarVoto para el 5. Enhorabuena.
ResponderEliminarMi voto es para el número 5. Muy bueno!!!
ResponderEliminar¡Mi voto es para el 1!
ResponderEliminarSuerte ;)
Mi voto es para el 5. Felicidades a los participantes, son todos muy buenos.
ResponderEliminarMi voto es para el relato número 5, aunque todos los relatos lo valen.
ResponderEliminarel 1 !
ResponderEliminarHa sido muy difícil escoger, pero mi voto es para el 8.
ResponderEliminarMi voto es para el 12 ;-)
ResponderEliminarMi voto es para el relato número 5
ResponderEliminarMi voto para el número 5 esta genial
ResponderEliminarVoto por el 5 ;)
ResponderEliminarMi voto es para el relato Nº12
ResponderEliminarMi voto es para el relato N°5
ResponderEliminarMi voto es para el relato 7
ResponderEliminarCompañeros, sintiéndolo mucho, los votos delos no-concursantes no contarán. Un saludo
ResponderEliminarPar mi el relato numero 10
ResponderEliminarSiento haber tardado en votar. Yo voto por el 9
ResponderEliminarMe ha encantado el relato 5
ResponderEliminarMe ha encantado el relato numero 5.
ResponderEliminarEs absolutamente increible. Felicidades!
mi voto es para el número 8
ResponderEliminarMe ha encantado el relato numero 5.
ResponderEliminarEs absolutamente increible. Felicidades!
Mi voto es para el cinco
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