domingo, 10 de mayo de 2015

Microrelato: La herejía de Whirpold


—¡Soltadme, soy inocente!

La plaza de Whirpold parecía el mismísimo infierno. Gritos, aplausos y llantos conformaban la melodía del evento más esperado por los habitantes.

—¡Mientes! —vociferaban los ancianos.

La temperatura parecía aumentar por instantes. Las llamas reflejaban en los ojos de la joven todo lo que sentía: ira, rencor y miedo.

—¡Acabemos de una vez por todas, en Whirpold no queremos herejes!

Como si un rayo hubiese atravesado la aldea irlandesa, todos los asistentes se sumieron en un misterioso silencio. Expectantes, observaron cómo la condenada se retorcía en el fuego.

De pronto, una voz salida del inframundo sobresalió entre los murmullos:

—Sodanednoc siéres néibmat —amenazó la bruja, consumiéndose poco a poco.

Lo que nadie sabía era que a partir de entonces Whirpold quedaría bajo una temible maldición.


Marta MR.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. jeje Gracias, María! x_X me imagina perfectamente la escena ;)

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  2. Uauuuu!!! que chulo!! que lista la bruja eh muhahahahaha Ole Marta sigue escribiendo así :)

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  3. Hola!

    Me ha encantado! Escribirás otro?

    Salduos!

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