2#De safari
Tenía el tobillo hinchado, parecía infectada la zona y un líquido viscoso supuraba con fuerza. Cojeando llegué a una roca en la que me senté sollozando y saqué mi navaja multiusos. Eso tenía que ser así, los programas del Discovery no engañaban.
Con la mano temblorosa, abrí la navaja y la limpié con mi camiseta, que andaba algo sucia por el barro. Acerqué la herramienta a escasos centímetros de la picadura. El frío del metal hizo que me estremeciera. Tenía las manos húmedas del sudor y me temblaban. Con el filo hice una incisión en la parte superior de la herida. La sangre brotaba como una fuente, era espesa y cálida.
Con ello, supuse, que el veneno no llegaría al corazón y ahí se acabaran mis días.
Al momento, solté un alarido de dolor, a la vez que las lágrimas bañaban mi rostro.
Rasgué con la cuchilla mi mugrienta camiseta quedando dos tercios de mi torso al descubierto, y me limité a hacerme un torniquete.
Como pude, fui andando con el fin de llegar al todoterreno, donde tenía un walkie y podía, al menos, pedir ayuda. ¿En qué hora se me ocurrió salirme del grupo?
De camino al coche, unos sonidos llamaron mi atención. Volteé la cabeza y vi un pequeño grupo de personas de etnia negra que mascullaban palabras, las cuáles no llegaba a comprender. Vi mi salvación. Así pues, me acerqué despacio señalando mi pierna en petición de ayuda.
Uno de ellos, el más veterano, comenzó a chillar cual gorila y en un segundo todos vinieron como leones a por mí.
Sabía que aquello no podía acabar bien. Así que, dando por hecho mi fatal fin, aunque sin tirar la toalla, eché a correr, pero la picadura pesaba en mi pierna como una bola de acero. Con los nervios, tropecé con una piedra y noté como alguien o algo me agarraba y arrastraba por el abrupto camino.
De repente, un fortísimo dolor se apoderó de mí y me hizo arquearme. Arrancaron la poca ropa que llevaba y como malas bestias comenzaron a morderme.
Definitivamente, me estaban comiendo.
-Ay abuelo para, ¡qué historia más desagradable! ¿No te sabes otra un poquito no sé...más light?- soltó Mateo
-Ja ja ja, ¿no querías historias de miedo? Menudo estás hecho tú también- vaciló el anciano
-Niñooos, ¿habéis visto a vuestra madre? Bajó a tirar la basura hace tiempo y no ha vuelto.
Marta Morales 2014
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