viernes, 2 de septiembre de 2016

Relatos II CONCURSO DE RELATOS

¡Hooooola! Queridos lectores aquí os dejo los relatos que me habéis enviado. Ya podéis votar; pero recordad, ¡sólo los que han participado pueden emitir un voto a un compañero! El resto ya lo sabéis ;) Disfrutad de los relatos y muchísimas gracias una vez más.
 
1.- ¡Manolo… despierta!

− ¡Manolo… despierta!
Y abrió los ojos, obediente al grito de esa voz. Se aferró a ese sonido para escapar de la mano de hierro que, muy lentamente, le apretaba sin misericordia los pulmones. Oía sus penosos pitidos y le parecieron el triste llanto de unas plañideras.
Lloraban por todo lo que se les iba en cada bocanada, en los intentos de respirar e inspirar, un segundo más de vida. Uno, dos, querían llevar la cuenta del escaso aire. Uno, dos, volvían a perderla.
Giró la cabeza, allí estaban ella y ellos reposando en la chimenea. Los antiguos rulos de la cabeza, la bata imitando a la seda, las zapatillas acolchadas, los restos de lo que fue Fulgencia.
Sus cenizas se levantaron para formar una figura horrenda, quería verlo sufrir. Contemplar su rostro de rosa purpura, al que se le salían los ojos de las cuencas, por irle quitando despacio la existencia. Había vuelto desde el más allá, para ejecutar su venganza vestida de polvo gris.
− ¡Manolo… despierta!
Y abrió los ojos, obediente a la voz de ella.
Fulgencia lo mirá con una extraña sonrisa, él tiene miedo, no sabe con certeza si está viva o muerta.


2.- Y llegaste con la nieve

El crepitar de la leña me invita a sentarme al calor de la chimenea con el viejo teckel a mis pies.
Mi marido se retrasa. La nieve cubre parte de la entrada a casa. La tormenta de anoche nos dejó incomunicados. No tengo medios para ponerme en contacto con él.
Me acomodo en el sillón. A través de la ventana puedo ver como el viejo roble sacude sus ramas con violencia. La tormenta no tardará.
Tomo un libro entre mis manos pero ni la lectura logra borrar el recuerdo de Hunter. Llevo seis meses casada y ya le he sido infiel a mi marido. ¿Por qué tuvo que besarme? El solo recuerdo de su boca provoca que mis labios ardan en deseo.
Fijo la mirada en mi anillo de casada. Es una alianza preciosa, pero me tiene presa en un matrimonio infeliz.
La puerta se abre provocando un gran estruendo. La nieve se cuela en el interior. El crujir de la madera me hace confiar en que mi marido ha regresado.

- Elisabeth, vengo por usted. Huyamos.

Ya a mi lado cubre mi rostro con sus manos. Nuestros labios se unen en un beso apasionado.

- Le amo, Hunter.

- La amo, Elisabeth.

3.- Huyendo del pasado

Dándole vueltas sobre mi dedo al anillo que heredé de mi madre, la única persona que algún día me quiso, valoro los pros y los contras de la situación. Tengo que decidir qué hacer, desaparecer y empezar de nuevo, o quedarme y seguir atada a mi pasado, el tiempo se me acaba. ¿Qué será mejor? ¿Qué no me falte la comida pero seguir siendo esclava soportando los abusos de mis patrones? ¿Huir, jugándomelo todo, hasta mi propia vida y conocer la libertad?

— ¡Negra! ¿Dónde te has metido? Ven a mi habitación ya.

El amo llega a la casa, se escucha desde fuera crujir los tablones de madera de roble de las escaleras mientras sube y no quiero soportar más sus manos sobre mi piel y sus golpes cuando me ve llorar.

Sin hacer ruido, salgo al salón y justo delante de la chimenea veo que se ha dejado la puerta entreabierta, algo que nunca hace. El nudo de mi estomago me impide correr, el palpitar de mi corazón me grita que lo haga.

El anillo me quema en el dedo, me está diciendo algo. Huye.

<>>

Y empiezo a correr, sin mirar atrás, buscando mi libertad
4.-Sucedió al mediodía

            Intentaba comprender como pudo pasar, como habíamos llegado a eso pero ya estaba hecho y no había marcha atrás.

            Mi mirada se perdía en la ventana. Era medio día y todo había sucedido a plena luz del día. Los gritos, la discusión… pudieron haberse oído. La casa estaba rodeada por otras con vecinos bastante cotillas. 
            El salón, donde había sucedido todo, tenía todos sus ventanales con cristales de gran tamaño.

            Me apresuré y comencé a cerrar todas las cortinas pero, estaban tan altas, que no conseguía cerrarlas bien.

            Al lado de la chimenea vi una silla, la acerqué a los ventanales y logré cerrar las cortinas por completo.

            Al bajar de la silla, volví a mirar la escena. El cuerpo estaba rodeado por un gran charco de sangre.

            Comprobé su pulso de nuevo y confirmé que su vida se había apagado.

            Eliminé todas las posibles pruebas que podrían culparme y salí por la puerta de la parte de atrás de la casa.

            Ella me esperaba en el coche con el motor encendido.

            Atravesamos la frontera y, por fin, pudimos comenzar la vida que tanto ansiábamos.
 5.- La chimenea
Marta, con apenas cinco años, supo ver enseguida que la abultada barriga de su mamá le iba a traer problemas, y efectivamente, un par de meses después apareció en la casa como por encanto un pequeño intruso llorón que se llevaba todas las atenciones de su mamá y, lo que era infinitamente peor, lo que más le dolía, también las de su papá.

A tan temprana edad ya sabía lo que era odiar.

Tan pequeña, y ya tan paciente, sólo tenía que esperar que llegase la fría estación invernal, y que las manos que tanto la abrazaban no hacía mucho tiempo, tan ausentes de ella ahora, prendieran la llama en los troncos de la apagada chimenea para poder invocar a ese dios que, ella sabía, habitaba tras ese fuego, y así, de esa forma, solucionar el problema de ese maloliente intruso….con un pequeño empujón suyo….
6.- Volveré
El sol moría despacio por los acantilados, la arena se tornaba rojiza y el mar ardía en millones de chispas. Permanecía mirando al horizonte, con los pies en el agua, cuando un pequeño frasco comenzó a golpear sus dedos al compás de las olas.
Lo observó un instante. Algo brillaba en su interior, y curiosa se agachó para recoger la botellita. Se quedó perpleja al comprobar que contenía un anillo.
Sonrió cuando le vino el mismo pensamiento que cuando veía aquellas botellas con barcos dentro, y siempre se preguntaba cómo los metían ahí.
     La humedad no le dejaba ver la inscripción. Hizo añicos el frasco contra una roca. Cuando tuvo el anillo en la palma de su mano, leyó la inscripción y sus ojos se inundaron de lágrimas
            Dos años antes.

            —Tengo un mal presentimiento. No quiero que vayas, cari.

            —Sólo serán unos días con los colegas—contestó sonriendo—. Seré bueno. Lo prometo.

            —Lo sé, pero ya sabes que no me gustan los barcos—suspiró resignada—. Siento como si no fuera a verte más.

            —Mi vida…—la abrazó con fuerza y le susurró al oído—. Pase lo que pase, siempre volveré a tu lado…

 7.- Frente a la ventana

Sentada frente a la ventana con un colacao en sus doloridas manos, mirando las gotas de lluvia acariciar el cristal, mientras las lágrimas hacian surcos en sus mejillas, poco a poco se inventó una vida distinta a la que le había tocado vivir.
Con sus apenas 23 años, mirando su silueta reflejada entre gota y gota, vio los efectos del tratamiento, su cabeza desprovista de pelo, sus ojeras, su piel traslucida, su rostro cansado, sus despobladas cejas y escasas pestañas,... y entonces fue que algo brilló reflejándose ante ella, era su anillo, el anillo que su amor le había regalado días antes de darle el diagnóstico... Y sonrió... sonrió porque se vio curada, hermosa, feliz. Llena de salud y vida.
Y sabía que quizá el amor no pudiera con todo, pero no dejaría que nada le arrebatara aquella sonrisa mientras tuviera un aliento de vida

8.- Hipnotizada
Si se lo hubiera explicado a alguien pensaría que estaba loca, por eso me juré y perjuré que nunca se lo contaría a nadie, me quedaría con esa locura para mí.
Todos los inviernos volvía a revivir la misma fantasía, un hechizo cobraba vida para demostrarme que mi mundo místico iluminaba mi alma donde yo era esa “campanilla” soñada y donde todo era posible gracias a la magia.
Cada vez que miraba la chimenea me quedaba hipnotizada, volvía a mi mundo imaginario donde todos esos seres misteriosos formaban un círculo mágico, saltando y bailando, alrededor del mismo, alegres y jubilosos, disfrutando de la vida.
Resultan invisibles para los ojos humanos, a pesar de tener apariencia humana; Sin embargo, conmigo hacen una excepción.  Algo tan natural como que  las sombras interactúan y cobran vida, emitiendo infinidad de chispas luminosas,  las imágenes ganan vivacidad evadiéndome de la realidad para vivir mil y una sensaciones que amplia mis horizontes y me hace soñar.
Un invierno más había pasado hipnotizada. Dos mundos tan parecidos y tan distintos a la vez que me fascinaban y volvería a sucumbir una y otra vez ante su hechizo.
Que tu realidad y tus sueños siempre sean encantados.
 
9.- Náusea
 El viento acerca el olor. Un momento antes la mirada se dirigió a la mesa situada a su izquierda, cerca de el roble. El plato desprendía una hilaza blanca. Vuelve a verse en la cocina pequeña. De nuevo la voz lastrada por la fatiga, le insiste en comer un poco más. Y, huyendo del olor a visceras  expuestas largo tiempo al sol de agosto que le trae el puré lleno de grumos, traga una nueva cucharada y un camino de arrugas se dibuja en la frente en el momento exacto en que la cuchara vacía aparece de nuevo en la mesa y su contenido recorre la tráquea.

 Las gotas de lluvia que golpean el suelo le devuelven al presente. Se levanta rápido, la mano en la boca. Solo desea que el servicio no esté ocupado.
 

10.- La bellota George

Hace mucho tiempo, en las tierras altas de Escocia, dos viejos y grandes robles dejaban caer sus bellotas a medida que entraba el otoño, todas excepto una a la que llamaron George. La bellota George quedó en la rama de uno de los robles durante más tiempo de lo que cualquier otra bellota había estado antes.
Un oscuro día de tormenta, cuando el viento soplaba más fuerte, George fue cogido por una potente corriente de aire y arrancado de aquella rama, yendo a parar sin poder evitarlo a la parte trasera de la camioneta de unos cazadores. George viajó durante cientos de millas al sur hasta llegar a la antigua ciudad romana de Towcester, donde los baches de la calle principal le impulsaron fuera de la camioneta hasta chocar contra el muro de la iglesia. Una anciana, que paseaba, contempló atónita cómo éste rodaba hasta chocar contra su zapato. Se agachó, lo cogió, se lo echó al bolsillo y continuó con su marcha hacia la colina a la que iba cada tarde a contemplar la puesta de sol. Una vez arriba, se sentó en el banco como de costumbre y contempló el horizonte, respirando profundamente. Cogió a George de su bolsillo, lo apretó en su mano y, como si un deseo estuviese pidiendo, cerró los ojos durante unos segundos. Se agachó, dejando a George en el suelo, y lo apretó con el pulgar introduciéndolo unos centímetros en la tierra. Pronto comenzó a echar raíces, augurando los tiempos que venían por delante. El buen tiempo de aquellos meses debilitaba cada vez más al pequeño George, que no había probado trago en los últimos tres días. Había comenzado a perder su esperanza, cuando el cielo se tornó negro y un fuerte estruendo rompió el silencio en aquella colina. Una enorme gota de agua cayó de lleno en la única y arrugada hoja de George, haciéndole recuperar la fe y creer que su vida en este mundo podría ser posible de nuevo. Ésta es la historia de George: el roble que algún día se convertiría en el más grande y esbelto del mundo.

11.- La joven

La joven leía cabizbaja un libro no muy grueso. El traqueteo del metro parecía no molestarla. No había nadie más en aquel vagón. Solo nosotros. Parecía estancada en la misma página. Nunca supe que hacíamos allí aquella noche, en aquella estación que elegí por error al querer huir de esta ciudad aunque no estaba claro si esa decisión estuvo fuera de lugar. Cuanto más la observaba, mayor era la paz que me transmitía. Inspiraba ternura, una necesidad insatisfecha de estar junto a ella por el resto de los días. Le pregunté por el título del libro. Me contestó sin alzar la vista: “Me perdí en tus sueños”. ¿Sobre qué trata?, volví a preguntar. Me respondió que: “había una vez un niño que soñaba, este niño creció, se hizo adulto. Dejó se soñar y perdió al niño que en el habitó”.

—¿Por qué huyes? —me preguntó de repente. 

—Porque, en esta ciudad, no puedo dormir.

Entonces alzó la vista y reconocí los ojos que soñaba cada noche de pequeño, recordé el crepitar del roble dando calor a la chimenea. Pasó de página y me fueron devueltos todos los sueños perdidos durante tantos años.


12.- El fin del comienzo

El crepitar de la leña en la chimenea, me relajaba, ere ese momento de la noche, la jornada había sido especialmente dura, la maldita enfermedad me come por dentro, ya son más las horas que estoy inconsciente, por culpa de los opiáceos, que las que soy dueño y señor de mi propia existencia.

Acabo de quedarme solo, la persona que me cuida ha tenido que salir, tiene obviamente tareas fuera, para poder ir subsistiendo dentro. Sé que apenas me quedan unas semanas de esta agonía, lo llevo con dignidad, solo hay una cosa que me incomoda, el tener que hacer el tránsito de esta manera. Solo podía a ver sido peor, creo que siempre he tenido miedo a una muerte por asfixia, ya fuera por agua o por fuego, pero la verdad, esta no es nada grata, lo vivo con cierta paciencia, pero no soporto mirarme al espejo, no soporto verme deteriorar de esta manera, sentirme deshacer como un pedazo de hielo al sol sin poner remedio a ello de ninguna de las maneras.

Siento tener que depender de otra persona, de la merma de intimidad, pero siempre he creído que esto es un simple tránsito, el fin del comienzo.
 

12 comentarios:

  1. Enhorabuena a tod@s l@s participantes. Mi voto es para el número 6.

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena a tod@s, es muy dificil escoger, pero mi voto es para el 5 la chimenea

    ResponderEliminar
  3. Mucha suerte a tod@s. Mi voto va para el número 10

    ResponderEliminar
  4. Gustándome el 1, el 3 y el 10....mi voto para el 3.

    ResponderEliminar
  5. Hola y suerte para todo el mundo. No ha sido fácil decantarse por uno, pero al final mi voto es para el número 5.
    Abrazos...!!!

    ResponderEliminar
  6. Suerte a todos.
    Me ha costado mucho decidir.
    Mi voto es para el 11.

    ResponderEliminar
  7. Hola. Mi voto es para el relato ocho. El doce es bueno, pero por mis gustos personales he elegido el ocho.

    ResponderEliminar
  8. Hola, mi voto es para el relato número 12

    ResponderEliminar
  9. Me los he tenido que leer mil veces para poder decidirme, pero he votado una historia que me ha parecido muy interesante, mi voto es para el número 11. Muchas gracias Marta por proponer estos concursos y gracias a la gente que participa ya que sin nosotros tampoco tendría sentido, mil gracias!!!

    ResponderEliminar
  10. Saludos.
    La iniciativa del concurso está genial, pero sinceramente,creo que la forma de elegir al ganador no es la más adecuada. Deberías formar un jurado más o menos competente y con cierta trayectoria para dirimir a los mejores, porque si no... vaya tela. En serio, ¿Qué criterios ha seguido cada participante para votar por uno u otro? De verdad que no alcanzo a comprenderlo. Un microrrelato tiene ciertas características que lo hacen especial, y de entre todos los relatos, sólo 3 o 4 lo cumplen, y de ellos sólo uno se ha colado en la final. ¿Por qué? Si nos atenemos al desarrollo, la forma narrativa, un final con más o menos sorpresa (puntos que un buen microrrelato debe tener, sólo serían aptos el número 6 y el 11. Después, es aceptable aunque se le puede sacar más jugo, el 5. Los demás... ¿What? ¿En serio? ¿Votáis por relatos insulsos, algunos sin sentido, que no cuentan nada nuevo ni sorprenden? De verdad, para el próximo concurso, rodéate de personas con cierto conocimiento en el tema, así es la única forma de aumentar el nivel de los participantes.
    He sido jurado en muchos certámenes, y si alguien quiere que comentemos el suyo para ver errores y la forma de mejorarlo, no tiene mas que decírmelo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Me parece una falta de respeto hacia los doce participantes del concurso este tipo de comentario -relatos insulsos, algunos sin sentido-. Teniendo en cuenta que la finalidad de esta iniciativa es pasar un buen rato y disfrutar leyendo lo que cada participante ha escrito para el blog, independientemente del nivel de cada uno. Si mal no recuerdo lo único que pedía en los requisitos era mandar un texto que incluyera una de las tres palabras, en ningún momento dije que había que ser un escritor reconocido o profesional. No necesitamos un jurado estricto que juzgue ni el argumento, ni la calidad de los textos. Por lo tanto, quien quiera participar será bienvenido; quien no, ya sabe lo que tiene que hacer.
    Gracias por ofrecernos tu ayuda, buenas noches.

    ResponderEliminar

Tu opinión es fundamental. ¡Gracias de nuevo! Te esperamos ;)

Cada palabra un sentimiento © 2010 | By Fancy Art and designs Con la tecnología de Blogger