¡Buenos días!
He pensado que voy a ir analizando brevemente cada uno de los relatos de este blog, hablando más allá de la propia historia, algo así como el trasfondo. Quiero que conozcáis a los personajes, saber qué piensan y cómo actúan. Espero que os guste.
Y hoy me apetece compartir con vosotros un relato que hice hace un tiempo y con el que intenté acercarme, con cautela y desde el desconocimiento, a un tema tan delicado como es la superación del duelo en los niños. O cómo los más pequeños pueden afrontar algo tan duro como es la pérdida de un ser querida y lo que ello conlleva: tristeza, depresión...
Aprovechando que recientemente lo hemos tratado en clase, en Didáctica, y lo he querido compartir también en el aula virtual de la asignatura con todos mis compañeros y profesora Cristina.
En el texto Desde el cielo, Marga, una niña de apenas ocho años, hará frente a algo tan complicado como es el futuro fallecimiento de su abuelo. Éste, alguien que ha dado la vida por su nieta junto a su esposa, se ha volcado desde el mismo momento en que llegó al mundo. Han sido para la pequeña Marga un modelo a seguir y dos figuras esenciales en su corta vida. Y a tan sólo un par de años del fallecimiento de su abuela, Marga tendrá que aceptar, desde un punto de vista infantil e inmaduro aún, que su abuelo algún día tendrá que partir también. Es algo que rechazará en todo momento, pues ella no concibe aún la posibilidad, no cree que vaya a ocurrir nunca.
Y ahora os dejo con el relato, espero que lo disfrutéis. Un fuerte abrazo y feliz sábado.
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Desde su mecedora vio a la pequeña Marga, que venía saltando por el pasillo. Se paró frente aldintel de la puerta con los brazos en jarra, y exclamó:
̶ ¡Mira, abuelo! ̶ Se giró sobre sí misma para poder mostrarle las trenzas ̶ . ¿Has visto qué largo tengo el pelo?
̶ Ya lo creo, ya. ̶ afirmó el anciano ̶ . ¿Se puede saber a dónde vas tan guapa?
̶ ¡Mamá y yo vamos a ir al parque esta tarde!
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Se quitó las gafas y pasó el pañuelo de tela por sus ojos. Se emocionaba al recordar tiempos pasados. Con una sonrisa invitó a la chiquilla a sentarse sobre su regazo.
̶ ¿Y esta herida? ̶ preguntó el abuelo.
̶ Me he caído esta mañana en el cole ̶ respondió, despegando una tirita de colores de su rodilla.
̶ Bueno, ¿y te duele?
̶ ¡Ni he llorado! ̶ exclamó la niña orgullosa de su valentía.
El anciano soltó una carcajada y acarició con delicadeza las trenzas de Marga. En ese momento se dio cuentade que había llegado la hora de contárselo a la pequeña. Sin poder evitar que su voz se quebrara ligeramente, le formuló una pregunta:
̶ Sabes que la abuela siempre está a tu lado, ¿verdad?
̶ Ella está ahí arriba ̶ aseguró Marga, señalando al techo.
̶ Cuando la necesites no tienes más que llamarla, en cualquier momento.
La pequeña bajó la cabeza y comenzó a jugar con su pulsera de cuentas. Su abuelo le alisó el vuelo de su vestido y musitó:
̶ Si algún día me fuera yo con ella, también podrás llamarme a mí.
̶ Pero abuelo... tú no puedes irte todavía..., ¿a que no? ̶ afirmó Marga, comenzando de pronto a hacerpucheros.
̶ Shh..., no llores, cariño. ̶ Pasó el pañuelo también por el rostro de la niña ̶ . Yo...como la abuela, tengo que marcharme...
Marga parecía asustada. Comenzó a gimotear sin dejar de obsevar a su abuelo.
̶ Deberás cuidar de mamá y de Roco ̶dijo el anciano, desviando la vista hacia el can que yacía a su lado ̶ . Séque lo vas a hacer muy bien. Eres una niña buena y responsable.
Cuando te sientas triste o tengas miedo, sólo cerrarás los ojos . Ahí estaremos la abuela y yo para ayudarte.Cuidaremos de vosotras desde ahí, mira ̶ articuló, mirando al cielo ̶ . Marga, estoy muy orgulloso de ti.
̶ Os quiero mucho, abuelito.
̶ Y nosotros a ti, bella flor.
La pequeña Marga se enjugó las lágrimas. El disgusto fue reduciéndose despacio hasta quedar sólo en un leve sollozo. Se tumbó sobre el pecho del anciano y cerró los ojos. Acompasando su respiración a los latidos del corazón de su abuelo, quedó sumida en un profundo sueño.
MARTA MORALES